Estoy en lo más profundo de mi sueño. Otra vez un pozo largo y oscuro. Los príncipes y las hadas hermosas se quedaron durmiendo y el despertador se quedó sin pilas. Ahora nadie va a venir a rescatarme. Intento frenarme con las manos, y presiono sobre las piedras heladas que lo único que hacen es lastimarme. Como siempre, pozos y sangre. Y yo que siempre fui amante de Alicia en el país de las maravillas y adoraba la parte del pozo, donde cae lentamente hacia la cueva del conejo, y tarda, cae casi tan lento como caigo yo ahora, que sé que estoy durmiendo en mi cama, tal vez con la ropa puesta y una pierna destapada, que sé que en un par de horas voy a despertarme y voy a salir a la calle para tratar de encontrarte- Pero ahora caigo y sigo cayendo y en el aire mi cuerpo se mueve como las hojas del otoño que caen lentamente desde lo más alto del árbol que ya casi no tiene hojas. Y no me tapa de la lluvia, ni de las nubes, y no me viene a rescatar con una de sus ramas que siempre fueron manos que golpeaban la ventana. Me muevo despacio, simétricamente, un poco para allá y un poco para acá, y pido a gritos que me despiertes, que esta monotonía oscura me cansa y tengo ganas de llorar pero no puedo por culpa de mis ojos cerrados. Lo único que quiero es retroceder este sueño y volver a mirarte, y despedirme otra vez pero con más fuerza, y abrazarte hasta que venga alguien que me despegue de vos para siempre, y ahí si, volver a caerme tal vez. Pero ahora lo único que quiero es retroceder el sueño y el tiempo y salir a la superficie y gritar…váyase junio…váyase…
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