No es

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jueves, 17 de enero de 2008

Santos

Después de fumarse 9 cigarillos y haber desatado varios nudos de su garganta, santos decide volver a ese lugar donde todas las paredes se desmoronan lentamente. Agarra su mochila con cuidado y acomoda su pelo. Deja el coraje en alguna parte de su cuerpo y en el camino enciende otro cigarrillo para sentirse acompañado. En casa queda ella, pensando en las cosas por las que ya pasó, pensando en su valor para sacarse las capas y dejarse ver entera, tal como es. También enciende un cigarrillo para sentirse acompañada y entra al cuarto donde alguna vez todo se desmoronó. Ya pasó bastante tiempo, y sabe que ahora las cosas son diferentes. El camino recién empieza para Santos que después de haber caminado unas pocas cuadras se desparramaba en la cama para mirar el techo y esperar.
Un piano suena en su cabeza. Otra vez esa maldita ansiedad que no comprende. Todo viene del mismo lugar, piensa. Se levanta en silencio hasta la cocina y se sirve agua en un vaso. Escucha el ruido que hace su garganta mientras el agua va de su boca a su garganta y de su garganta a su estómago casi vacío. Nada es fácil. Yo estoy con vos. En medio de la madrugada tiene ganas de escribir pero se contiene. Mejor no. No tengo nada para decir. El camino sinuoso te hace más fuerte, las piedras te lastimas los pies para que después puedas caminar sobre el fuego. Yo te amo. Santos toma coraje y cierra los ojos. Sueña con paredes que se derrumban para luego convertirse en castillos. Sueña con el amor de su vida bajando de una nube y acariciándole la cara. Que nada es tan grave. Que en alguna parte del mundo alguien lo ama y lo entiende y lo espera. Que por más que busque y no encuentre en algún momento va a llegar. De eso yo estoy segura, casi terminando mi cigarrillo, con el coraje en alguna parte escondida de mi cuerpo. Que te envidio con una sonrisa y me alegro por vos. Por tu valor y tus ganas de construir puentes. Por más que a veces los puentes nos lleven a lugares remotos o a ningún lugar. Nunca están demás los puentes. Más vale construirlos y no derribarlos. Santos rompe de un tirón todas las estructuras que lo encierran y se pone las alas.

Santos aprende a volar.