No es

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miércoles, 14 de octubre de 2015

Prenderlos fuego.

Tengo que sacarme el odio de adentro, de alguna manera, estoy erizada, llena de ira y de llanto, de odio y tristeza. No sé que hacer con el cuerpo, quisiera fumarme íntegra. No paro de leer, y pensar y leer y pensar y lloro, y lloro, y lloro, pero no hago nada. Necesito drenar tanta mierda para algún lado, tantos recuerdos, tantas angustias todas juntas, tantos golpes que no me dieron pero que si me marcaron, y cómo me marcaron. Supongo que los gatos se dan cuenta y por eso cada vez que llego se me tiran arriba como abrazandome y consolándome por cosas que no saben. Estoy podrida, estoy cansada de vivir acá, rodeada de monstruos que no sé para qué viven. ¿Se sintieron rodeados alguna vez? Miro para todos los costados y no veo más que enemigos. Matan a una.Matan a otra. Asesinan a una más y creo que va otra y ya perdí la cuenta. No me acuerdo de sus nombres, ni de sus edades, se me borran sus historias. No sé si estaban embarazadas o si sus asesinos eran sus parejas. Son tantas. A cada rato. Sus vidas parecen sólo noticias comunes. “Hoy mataron a tres minas”, y el mate pasa de una mano a la otra. “El marido la cagó a palos y estaba embarazada, la terminó matando” y la tostada baja lento, pero baja por la garganta. ¿Y qué hago? Vengo a la computadora, leo un par de cosas, ya no me acuerdo de sus nombres, son más de siete, son nueve mujeres asesinadas. Sigo leyendo, leo comentarios, me sigo llenando de ira, tengo ganas de salir a cazar tipos por ahí. Estoy atragantada de angustia, supongo que es eso. Siento que de repente somos una especie de marioneta y que nos movamos para donde nos movamos, el poder siempre lo tiene otro, el poder de matarte, el poder de meterte adentro de una bolsa, el poder de entrar a tu casa y violarte, el poder de abusarte, el poder de decirte pajereadas por la calle, el poder de perseguirte por una calle oscura y hacerte cagar en las patas, el poder de agarrarte de los pelos y cagarte a palos en una cárcel, o en una iglesia, total es lo mismo. El poder sobre nuestros cuerpos no es nuestro, todavía tenemos un dios supremo que nos dice qué concha tenemos que hacer con lo único que nos pertenece en la vida. ¿Cómo mierda no vamos a tener bronca? ¿ Cómo mierda no vamos a llorar por una mujer que no conocemos si todo el tiempo nos estan violentando ? Si todo el tiempo nos estamos sintiendo acechadas cuando algún tipo se nos acerca. Nos dicen paranóicas. Odio tener miedo, lo odio. Es un sentimiento que no puedo tener mucho tiempo en el cuerpo. Me agarra taquicardia y pienso que me voy a infartar hasta que de un saque lo corto. Todavía puedo controlarlo, como cuando camino de noche y me estoy por cruzar con un chabón, voy conteniendo la respiración y pensando en alguna canción bien punk, como si estuviera a punto de salir a boxear. Hasta que pasa, nos alejamos dos metros y mi corazón se desacelera, y me reto para mis adentros “que loca perseguida”. Hoy me entero que son diez mujeres en total en lo que va del mes. Y sigo sin saber bien para dónde disparar, aunque pensándolo bien, si sé para dónde disparar. Debería hacerlo.