No es

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domingo, 24 de octubre de 2010


Entonces decidiò quedarse ahi, en el lugar màs còmodo y menos puntual de una relaciòn que recièn comienza. Tal vez no le habìan gustado los juegos de azar, esa movida turbia de un dia voy yo y la semana que viene venis vos, y que si nunca vas la estàs cagando y que si uno solo mueve fichas significa que uno esta jugando con uno mismo... esas cosas que solo ocurren en los comienzos de la primavera, cuando uno quiere proyectar un 14 de febrero acompañado y se saca las tripas para conseguir amores de verano antes de llegar a la playa. Ella piensa en la arena blanca y los cuerpos bronceados y yo no puedo dejar de pensar en los caleidoscopios y en los cigarrillos de hierba buena. Esta vez no quise ponerle miel a los mates. Los preferì amargos como los que tomaba de piba, en la esquina de mi barrio que un dìa de invierno decidì abandonar. Es un domingo a la tarde cuando decido salir a andar en bicicleta aunque la bien puta este casi en llantas, y no me importa porque no quiero quedarme encerrada todo el dìa acà. Y cuando toco tiempre ya presiento la ausencia de no haber llamado antes para ver si acà habìa alguien o solamente iba a mudar mi cuerpo para continuar sola. Que pelotuda. Por suerte alguien hace ya màs de diez años invento este aparatito llamado celular, que es algo asi como una cèlula madre que deja cagarnos a puteadas a distancia, o decirnos cosas lindas con letritas porque cara a cara es mucho màs cursi y complicado. Entonces digo, hola? Estoy en la puerta. Y una voz llena de murmullos me dice:- hey hola, estoy en el barrio chino.
Ah..bueno, comprame sushi vegetariano. Y la tristeza dominguera vuelve a llenarse de aburrimiento y de soledad. Y es porque vos elegiste ese lugar tan còmodo de quedarte allà, sabiendo que te necesito para salir de este pozo que parece no tener un fondo concreto sino algo movedizo, como el fluido newtoniano o una pileta llena de fideos. Por eso el humito que sale del mate no es tan tràgico, ni el cigarrillo apagado por la mitad para no morirme tan joven. Estoy acà, ¿sabès? Y cuando quiero pienso en vos, te toco los ojos, te detesto, te fumigo. Casèmonos en treinta años si seguimos vivas.