de nada

hay quienes piensan que las ventanas solo sirven para ser cerradas, que los buenos momentos solo existen para ser olvidados.Darse cuenta de las cosa es como volar en un paracaidas sin que nadie nos mire. Son altos tus ojos lejanos si hace tanto que te tengo cada vez más lejos y no te das cuenta...si no tenés ni idea de lo que perdes dejándome perderte. Hay quienes piensan que el verdadero paraíso está en el dejarse llevar por la corriente del río. Al fin y al cabo todos vamos a dormir en la misma cama. Comer tres bolsas de mariposas ya no es tan grave si el 27 de septiembre quedó tan lejos. Me olvido, te juro que a veces me olvido de vos. Después pasa esto, tres serpientes que me enroscan, una soga que me ata y me lleva para el otro lado, con las hormigas, allá tan cerca pero tan tan lejos. Con las luces todo está muy bien. ME detengo un segundo para acomodar algunas fichas que no encajan y dudo si arrepentirme de algunas cosas. Por suerte todavía están los que logran desconectarse del avismo de vez en cuando y dan vuelta el mundo como a una media. (Tu nombre que todos callan sigue siendo mágico para mi) Te escapaste de mis piernas hace más que la vida de una rana que llora por las noches calentándome los pies. Si tan solo hubiese cambiado algunas palabras..no todas, solo algunas. Creo que con eso hubiera alcanzado. Hay quienes siguen esperando que las ventanas se abran, o que se abra alguna puerta o alguna grieta, da igual. Para que? Para verte feliz, para comprobar sin miedo que podes ser feliz sin mi. Para que mis muros se caigan y mis imperios se derrumben con tu sonrisa autista. Con tu felicidad inventada para destruirme de a ratos, casi tan violentamente como yo lo hice una vez con vos. Aquella vez.
Ahora tomo café con leche sin dormir, con la garganta y las neuronas quemadas de tanto fumar. Recuerdo los compromisos que tengo que cumplir para dejar de ser yo por un rato. Y todo se trata de lo que llevamos atrás. En todo caso ahora soy un simple papel en blanco. Una primer hoja totalmente vacía con una lapicera al costado. No tengo prólogo ni pasado, lo borré todo una noche de pánico y locura en las vegas. Antes de escribir te pido que pienses bien lo que vas a hacer. No te recomiendo nada que tenga que ver conmigo. Te alejo, te espanto, te prevengo. Cuesta ganarse un lugar en un campo amurallado. Destruir paredes, personas, que corra sangre. Todo vale, y cuesta, pero al final del arcoiris está la caldera llena de oro.( pero tomatelaaaaaa potaa!!!)-
Hay quienes prefieren arrepentirse de haber hecho y no de haber dejado de hacer. Para mi todos tienen su tiempo límite. La heladera llena de histeria y de prejuicios y de convicciones. Sigue tras ellas Louise!!! Corre Forest, corre!!! Los dejo en la aldea para ir en busca de Dios que según me dijeron atiende en otro lado. Todo va a explotar algún dia. Le dejo el asiento a una viejita porque yo todavía soy joven y me canso casi más que ella, pero mis huesos resisten. Le dejo amablemente el asiento a la viejita que me mira mal,tal vez porque tengo perforada la nariz, y la boca y tengo las uñas desprolijamente pintadas de negro, y la concha de tu madre vieja pedorra, nunca más en tu puta vida de vieja pedorra te voy a dejar el asiento, por vieja pedorra. Comienza a gustarme, voy a calentar a la vieja, le froto la pierna, saco la lengua sin mirarla y se espanta, la miro por el vidrio, claro, toda perforada, que barbaridad esta juventud, quién los entiende. Frígida. El muchacho de los auriculares no me saca los ojos de encima, no lo miro pero tengo los ojos cantandome una cumbia casi al lado de mi boca. Uno. Dos. Tres. En cinco segundos te voy a mirar y más vale que no me estés mirando porque esto es una guerra. Un ronquido. Yo voy parada como una pelotuda y el viejo ronca!!!! ESto es una cargada. Empiezo a reirme al ritmo de Coiffeur a todo volumen. Ahora parece que el micro me mira, los espejos, el chofer, la chica que mira por la ventana. Empiezo a reir cada vez más fuerte, me saco la ropa, la campera, la remera, el corpiño, me quedo desnuda en el medio del micro y me subo arriba de la vieja. Ahora sonríe y me agradece, me dice que le hago acordar a la nieta. Hay quienes algunas veces entienden todo como el orto, también están aquellos que entienden lo que quieren entender. Están los que se alejan, los que se van, están los que se quedan, y a veces entre alguno de esos estoy yo. Creo que me olvidé de preguntarte el nombre a propósito. Esas cosas de la vida. La estupidez de pensar que el destino alguna vez nos va a volver a juntar, sin querer, en un micro, y yo te deje mi asiento porque soy joven y vos sos una viejita pedorra que luego de sentarse me va a mirar mal. No sé. Creo que está todo muy bien. Julieta me llamo, de nada-