No es

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martes, 11 de mayo de 2010

Brote


Parece ser que esta vez, Eduardo no quiso terminar su sopa. Dijo que ya no estaba caliente, que los fideos estaban demasiado blandos, que le faltaba sal, que no tenìa màs hambre. Susana se acercó con violencia hasta su mesa. Le preguntò por què no terminaba su sopa, y Eduardo, casi babeando, le respondiò que ya no la querìa. Susana apoyó las pastillas sobre la mesa, agarrò la cuchara un poco doblada y se inclinò sobre el bowl de metal que tenìa restos de baba, de letritas y de agua tibia.
Abrí la boca:- le dijo.
Eduardo mirò a su alrededor. Roxana tragaba pan sin masticarlo. Sus dientes parecían estufas marrones de tanto fumar. Humo. Humo en su cabeza encerrada.Lo mirò y su risa siniestra se sintió en todo el comedor.
Abrì la boca:- repitió Susana, pero esta vez con más violencia colorada.
Eduardo dijo “no quiero comer màs, ya no quiero màs”
Vas a tragarte la sopa, vas a chupar el plato, tu baba me da asco, hijo de puta, no quiero cambiarte más las sabanas, no quiero cambiarte los pañales, no quiero olerte. (Todo eso pensaba Susana mientras abría la boca de Eduardo y metía la cuchara llena de sopa frìa en su boca).
Roxana tragò la bola de pan. Susana volvió a agarrar la cajita llena de todas las pastillas. A Eduardo le cayò una lágrima color gris y terminó de tragar la sopa.
Pasaron tres minutos. El comedor estaba en silencio, sòlo se escuchaba el ruido de los cubiertos chocar contra los platos. Al rato apareció Karina que repartió las peras que había de postre. Los locos terminaron de comer y fumaron.

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