No es

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jueves, 31 de enero de 2008

Leyó su historia en todos los libros, en ese que devoró mientras mitad de la ciudad se tiraba a la pileta o tomaba sol. Lo respiró tratando de entender las coincidencias durante tantos años. Tanto tiempo que le pesa en las manos que no se mueven a la hora de tocarla. La falta de interés en el sexo y la extraña necesidad de los cuerpos de hacerse uno. Fumó demás, solo porque necesitó fumar. Su cerebro tejió telarañas impenetrables para no entenderse. Voló más alto que nunca y se dejó caer no por la necesidad de sentirse mal, sino para no hacer durar tanto la caída. Miró el techo y comparó sentimientos y emociones. Nunca supe si lloró, si gritó, o simplemente se tragó las ganas como siempre. Ahora tiene sueños premonitorios, aunque en verdad hace más de una vida que los tiene, lo juro, más de una vez por semana.
Los recuerdos se le vuelven fantasmas y espera con lágrimas en todo el cuerpo alguna señal de su desaparición. Los amores del alma. Sombras y nombres que te atan nudos en la garganta para que suceda esto. Para la musa que está herida, y se fue como quien se desangra, y yo también me fui, pero para siempre. Y el volver y el retroceder que siempre fueron lo mismo, al fin y al cabo. La ventana a medio abrir, el ventilador a medio arrancar, el caracol a medio morir y las mariposas saltando de alegría en un rincón de tu estómago que yo no toqué jamás. Ese único café con leche frío que estaba riquísimo porque era temprano, y recién me levantaba y te tenía a vos y no necesitaba nada más. Ese cliché puto del amor perfecto. Esto de dejar las hojas sueltas porque sí, porque no hay más razones a la vista. Y todos te preguntarán “cuánto te va a durar” y vos das vuelta la cara y haces como “que mierda me importa” porque ya sabes que todo lo que es tan perfecto dura poco. Y poco duró. Años. Años y muy poco. Un feliz cumpleaños a mi queridísimo fotolog y un beso grande a vos. Porque jamás voy a odiarte. Porque aprendimos a dar vueltas en círculos sin marearnos y aprendimos a salir corriendo cuando el amor se transforma en fanatismo y obsesión. Yo sé que soy fanática de las frases que nos encerraron alguna vez. De todo lo que decís, haces, escribís, tocas, deshaces, inmolas. También sé que me admirás, que me copiás, que me idealizas casi tanto como yo. Pero fue real. Es real. Y lo dejás caer así, tan fácilmente como los castillos de naipes que construí a los 10 años y después soplé para ver cómo caían. Lo que me pone asi es no entender. No entender y entender demasiado. Que no sirvo para esto, estoy segura. Que nadie puede destruir los muros como vos. ( y sin embargo pensándolo mejor, vos pudiste acaso?). No me enorgullece.” y esa inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo”. Ahora escucho esta canción como si fuese mi canción favorita, sabiendo que vos la escuchás y no entendés. Que no entendés nada porque nunca entendiste. Y seguro que fui yo la que no se supo explicar. Pero me hice cargo de mis culpas y me sacaste la mochila que llevé en la espalda tanto tiempo. Si. Me sacaste la mochila y la espalda y todo lo que llevaba adentro, y afuera y me sacaste prácticamente todo, y acá estoy. Dispuesta no sé si a empezar de nuevo pero a terminar todo. A cerrar lo que no es. A terminar lo que no me sirve. Y después viene la lluvia que ensucia o limpia un poco más las cosas. Y yo te amo pero esta vez no lo digo. Ahora te amo como un recuerdo hermoso pero ya no. Ya basta de todo esto, por favor, ya basta… “ que si no saben volar pierden el tiempo conmigo”-

Esto tambien me sirve como caja de recuerdos.

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